Durante los primeros meses del conflicto, siguió funcionando en Palencia el regimiento elegido por el obispo, pero la ciudad nombró dos diputados por cada parroquia, que eran la más clara expresión de la ideología comunera y que, en la práctica, funcionaban como un gobierno paralelo, respaldado por el movimiento asambleario. A medida que se afianzaba el poder de la Junta y las ciudades creaban sus gobiernos populares, la facción radical fue imponiéndose al gobierno local y a la autoridad señorial. En julio de 1520 llegó la noticia a Palencia de que la persona elegida para ocupar la mitra había sido don Francisco Ruiz de la Mota, brazo derecho de Carlos V, acusado de poco afecto al pueblo, y de que el cardenal había rechazado la demanda autonomista de la ciudad. La reacción llegó muy pronto y el 22 de agosto los vecinos, aprovechando el cambio de titularidad de la mitra, se sublevaron contra el señorío, depusieron a los cargos del concejo y eligieron, de entre las personas leales a la Comunidad, nuevos oficiales.
Poco después, a finales del verano, los palentinos expresaron su rechazo al señorío del obispo destruyendo uno de sus símbolos más emblemáticos: “juntándose un día todo el pueblo a campaña tañida, inducidos por algunos hombres revoltosos y amigos de escándalo, fueron con mano armada a Villamuriel, que es la casa y fortaleza del obispo, donde había muy buenos aposentamientos, y la quemaron toda, derribaron la mayor parte de la torre, y esto fue el 15 de septiembre de 1520; después talaron e destrozaron la mayor parte del soto del obispo, cerca de Villamuriel”.
En esos momentos, la ciudad, respaldada por el gobierno de la Comunidad, había logrado imponerse al señorío, pero todavía no formaba parte de la Junta. Finalmente, las gentes del común lograron imponerse en la asamblea celebrada el 22 de noviembre en San Francisco, y Palencia se decantó oficialmente por el bando rebelde. En el cabildo, aunque los capitulares seguían fieles a los virreyes, varios canónigos y beneficiados se inclinaron por los comuneros.
La obediencia a la Junta se estableció de forma pacífica, nombrando a don Diego de Castilla capitán general. Sin embargo, la situación vino a cambiar a partir del 23 de diciembre, ya que una provisión de la Junta de Procuradores ordenaba a Antonio Acuña, Obispo de Zamora, trasladarse seguidamente a Palencia, a fin de proceder al encarcelamiento de sospechosos y designar receptores de las rentas reales, cuya percepción intentaba acometer el Regimiento, según la costumbre antigua.
Don Diego informado de las intenciones de Acuña de detenerlo huyó de la ciudad antes que éste entrara en Palencia el 27 de diciembre. Fue posesionado así el Licenciado La Torre con la Alcaldía y Tenencia.
Tras ser requerido en Valladolid, el día 7 de enero Acuña regresa a Palencia y emprende un rápido ataque al castillo de Fuentes de Valdepero para apresar al Doctor Tello, miembro del Consejo Real, que pasaba las vacaciones junto a su yerno Andrés Rivera, señor de Fuentes, y su hija. Logra su objetivo y los lleva presos a Valladolid.
Pasa varios días más recabando apoyos por las localidades de Castromocho, Becerril de Campos, Carrión, Villalcázar, Frómista, Piña , Amusco, Támara y Astudillo.
Texto elaborado a partir de: Asunción Esteban Recio. La conflictividad social en Palencia desde 1421 hasta la guerra de las Comunidades. Hispania, 2015, vol. LXXV, nº. 250, mayo-agosto, págs. 467-504 ISSN: 0018-2141, e-ISSN: 1988-8368, doi: 10.3989/hispania.2015.015